El reciente hundimiento del Morning Midas, un buque de carga tipo Ro-Ro operado por Zodiac Maritime, volvió a encender las alarmas sobre los desafíos que implica el transporte marítimo de vehículos eléctricos. El 3 de junio de 2025, mientras navegaba por el norte del océano Pacífico, la nave reportó un incendio a bordo. La tripulación fue evacuada sin víctimas, pero tras semanas a la deriva, el buque terminó volcándose y hundiéndose el 23 de junio en aguas internacionales.
A bordo se encontraban más de 3.000 vehículos, incluyendo alrededor de 70 eléctricos y más de 680 híbridos. Aunque las investigaciones continúan, la atención recae nuevamente en las baterías de iones de litio, señaladas en otros incidentes similares como posibles desencadenantes o agravantes de incendios en altamar.
Una tendencia preocupante
El caso del Morning Midas no es aislado. En los últimos años, incidentes como los de los buques Höegh Xiamen (2020), Felicity Ace (2022) o Fremantle Highway (2023), también tuvieron como común denominador el transporte de vehículos eléctricos o híbridos. Las baterías de iones de litio, por su naturaleza, presentan un alto riesgo: son susceptibles a la autoinflamación, difíciles de extinguir y pueden reactivarse incluso horas después de haber sido apagadas.
Los buques tipo Ro-Ro, diseñados para transportar vehículos en cubiertas cerradas, enfrentan serias limitaciones en estos escenarios. Espacios estrechos, ventilación limitada y sistemas de extinción convencionales dificultan el control rápido de un incendio, poniendo en riesgo la integridad del buque y su tripulación.
Normas en desarrollo, riesgos vigentes
Aunque la Organización Marítima Internacional (OMI) ya trabaja en nuevas normativas para abordar este tipo de riesgos, muchas de sus recomendaciones aún son de carácter consultivo. Se sugiere, por ejemplo, limitar el estado de carga de las baterías, crear zonas de estiba diferenciadas y mejorar la ventilación. Sin embargo, buena parte de la flota actual no está equipada para cumplir con estas medidas, y los puertos tampoco cuentan siempre con recursos para responder a emergencias con litio.
Impacto logístico y asegurador
Este tipo de incidentes no solo representa pérdidas millonarias en carga y embarcación, sino que también impacta el sector asegurador. Clubes P&I y aseguradoras marítimas evalúan imponer nuevas condiciones para el transporte de EVs, como límites de carga, planes de contingencia más estrictos y manifiestos detallados sobre el tipo, estado y ubicación de las baterías.
Con la demanda global de vehículos eléctricos en constante crecimiento, el transporte marítimo de estos bienes —y de las baterías de litio que los acompañan— no hará más que aumentar. Esto implica un reto mayúsculo para la seguridad de toda la cadena logística: desde el diseño de buques y la infraestructura portuaria, hasta la regulación internacional y la formación técnica de las tripulaciones.