El comercio marítimo global continúa navegando aguas agitadas. En las últimas semanas, la congestión portuaria se ha intensificado tanto en Europa como en Asia, afectando directamente la eficiencia de las cadenas de suministro globales. Según datos de Drewry, los tiempos de espera para un atraque alcanzaron niveles críticos: 23 horas en Róterdam y hasta 41 horas en Amberes. En Asia, puertos clave como Shanghái, Singapur y Port Klang también reportan crecientes demoras, con Singapur enfrentando cuellos de botella severos en los transbordos.
Mientras tanto, los puertos estadounidenses —como Los Ángeles y Nueva York— siguen enfrentando acumulación de buques y complejidades crecientes en sus redes de transporte terrestre.
El efecto dominó de la política arancelaria y la sobrecarga de demanda
A este panorama se suma el factor político-comercial. La incertidumbre por un posible ajuste arancelario impulsado por la administración de Donald Trump a partir del 14 de agosto ha motivado una carga anticipada por parte de los importadores. Este comportamiento ha generado un aumento en la demanda de capacidad, especialmente en la ruta China-EE. UU.
Las líneas navieras han reaccionado reduciendo significativamente las cancelaciones de itinerarios (“blank sailings”). En la costa este de EE. UU., estas disminuyeron un 52%, y en la costa oeste, un 28%, lo que representa una clara señal de reactivación de la capacidad.
Entre el 9 de junio y el 13 de julio, se estima que habrá solo un 8% de itinerarios cancelados en las rutas clave del Transpacífico, Transatlántico y Asia-Europa/Mediterráneo, lo que representa una baja sustancial en comparación con meses anteriores. En términos generales, se proyecta una caída del 24% en los blank sailings para junio y del 55% en julio.
Tarifas spot: subidas aceleradas y sin señales de detenerse
El aumento de la demanda ha generado un fuerte repunte en las tarifas spot. Según el World Container Index (WCI) de Drewry, al 6 de junio las tarifas alcanzaron los US$3.527/FEU, lo que representa un aumento intersemanal del 41%. En la ruta Transpacífica, las tarifas subieron un 46%, mientras que en Asia-Europa/Mediterráneo el alza fue del 36%, y en el Transatlántico, un modesto 2%.
Pero donde el alza ha sido más dramática es en las rutas desde Asia hacia América Central y del Sur. Según el Shanghai Containerized Freight Index (SCFI), las tarifas hacia la costa oeste de América del Sur han escalado hasta los US$4.583/TEU, desde solo US$1.585 hace tres semanas. Hacia la costa este, el aumento ha sido igualmente abrupto: de US$1.725 a US$3.959/TEU. Estos incrementos se explican, en parte, como un efecto dominó derivado de las presiones en el Transpacífico.
¿Se normaliza el Mar Rojo?
La situación en el Mar Rojo, si bien ha salido del foco mediático, sigue siendo una pieza clave en el ajedrez del transporte global. Recientemente, CMA CGM ha comenzado a utilizar de forma puntual el Canal de Suez como ruta alternativa, una medida que podría indicar intentos de retorno progresivo a la normalidad.
Dos de sus buques —el CMA CGM Aquila y el CMA CGM Jules Verne— han iniciado tránsitos puntuales por esta vía, lo que podría sentar un precedente hacia una gradual reactivación de esta ruta estratégica que conecta el subcontinente indio y Medio Oriente con Europa.
El comercio marítimo global enfrenta una combinación explosiva: congestión portuaria, alzas de tarifas sin precedentes y una creciente tensión política. Para importadores, exportadores y operadores logísticos, es crucial mantenerse informados, revisar frecuentemente sus proyecciones de costos y explorar opciones logísticas flexibles ante un entorno tan volátil.
En este escenario, la planificación estratégica y la capacidad de adaptación serán claves para mantener la competitividad en el comercio internacional durante los próximos meses.