Este lunes 7 de julio, Brasil y China dieron un paso trascendental para el futuro de la conectividad logística en Sudamérica. Ambos países firmaron un histórico acuerdo de cooperación para el desarrollo del tren bioceánico, un ambicioso proyecto de infraestructura que conectará el océano Atlántico con el Pacífico a través de un corredor ferroviario. ¿El destino final? El megapuerto de Chancay, en Perú, que se proyecta como un nuevo eje estratégico del comercio entre Sudamérica y Asia.
Una alianza para transformar la región
El acuerdo fue suscrito por el Ministerio de Transporte de Brasil, a través de la empresa estatal Infra SA, y el Instituto de Planificación e Investigación Económica de Ferrocarriles de China. Esta alianza marca el inicio de estudios técnicos y de planificación que permitirán dar forma al corredor ferroviario bioceánico, una ruta clave para fortalecer las relaciones comerciales con China y diversificar las alternativas logísticas de la región.
El proyecto contempla un trazado que partirá desde el estado de Bahía, Brasil, atravesando los estados de Goiás, Mato Grosso, Rondônia y Acre, hasta llegar a la frontera con Perú. Desde ahí, el tren avanzaría hasta el megapuerto de Chancay, consolidando un trayecto que unirá dos océanos y múltiples mercados.
Chancay: el punto clave en la conexión interoceánica
El puerto de Chancay cobra protagonismo en este megaproyecto. Ubicado al norte de Lima, este terminal portuario —actualmente en construcción con inversión mayoritaria china— está diseñado para recibir grandes volúmenes de carga y convertirse en una de las principales puertas de entrada al Pacífico Sur.
Con la eventual conexión ferroviaria desde Brasil, Chancay no solo serviría como punto de exportación de productos sudamericanos hacia Asia, sino que también facilitaría el ingreso de mercancías hacia el interior del continente, generando oportunidades para múltiples sectores productivos.
Beneficios económicos y logísticos
Se estima que este tren requerirá una inversión de alrededor de 10.000 millones de dólares. Una vez implementado, reduciría el tiempo de transporte de mercancías de 40 a 28 días, ofreciendo una alternativa más rápida y eficiente frente a rutas tradicionales como el Canal de Panamá.
Además de mejorar la competitividad de productos como soya, minerales, alimentos y manufacturas, el tren bioceánico ayudaría a superar los históricos cuellos de botella logísticos en la región, dinamizando el comercio intrarregional y facilitando el acceso a mercados internacionales.
Perú: socio inevitable
Aunque el gobierno peruano aún no ha recibido detalles técnicos completos del proyecto, el canciller Elmer Schialer afirmó que Perú es un “socio inescapable” en esta conexión interoceánica. También resaltó la importancia de evaluar cuidadosamente el impacto ambiental y social de la obra para garantizar una implementación responsable y sostenible.
Un paso estratégico para el futuro
Este acuerdo representa más que un proyecto de infraestructura: es un movimiento estratégico que puede redefinir la geografía comercial de Sudamérica. Para Perú, y especialmente para el puerto de Chancay, se abre la posibilidad de posicionarse como un hub logístico de escala global, con impacto positivo en empleo, inversiones y desarrollo regional.